Crónica de la conferencia sobre "El Gran Capitán"



El viernes 19 de febrero, en la Biblioteca Pública de Palencia, el profesor don José Andrés Álvaro Ocáriz, impartió una conferencia aprovechando así la presentación del libro recientemente escrito por él mismo, –con magnífica asistencia- centrada en la vida del célebre militar español Gonzalo Fernández de Córdoba, “El Gran Capitán”. La conferencia, que como recordó el presidente de nuestra asociación, no solo sirvió para conocer mejor la vida del Gran Capitán, también para desde Palencia rendir un homenaje ahora que se ha cumplido el Vº Centenario de su fallecimiento, a quien por sobradas razones se mantiene como ejemplo de caballero español, siempre al servicio con entrega y lealtad a la Corona española.


Durante la conferencia, se recordó que el Gran Capitán, nacido en el seno de una familia de importante linaje castellano en la localidad cordobesa de Montilla, vivió entre dos épocas perfectamente definidas; el final de la Baja Edad Media, en la que desde muy joven entró en la milicia, para posteriormente pasar a ser paje del infortunado infante Alfonso -hermano de Isabel la Católica-,  significándose siempre como ejemplar militar al servicio de la Corona castellana, hasta convertirse en hombre de confianza de la Reina Isabel de Castilla. En esta época forjó su leyenda como líder militar tanto en la guerra civil castellana, como en la posterior guerra de reconquista de Granada. Tras la Toma del reino Nazarí, el Descubrimiento de América y la ya consolidada unión de las coronas castellana y aragonesa con Isabel y Fernando, España entraba en la Era Moderna; implicándose de lleno Fernández de Córdoba en la política exterior de sus Reinos. El Gran Capitán fue el principal protagonista de ese nuevo tiempo, al transformar los viejos ejércitos medievales castellano y aragonés en lo que poco después serían los tercios; esos que harían de la Corona Española casi invencible en todos los frentes durante más de un siglo. 

Brañosera, primer fuero de España

Momento en que el Conde Munio Núñez entrega la Carta Puebla (Javier Hoyos Arribas)
Hoy, en el marco de la revisión y desvirtualización histórica general a la que asistimos, vemos como los manipuladores del sistema, aprovechándose de la ignorancia y dejadez impuesta, descalifican la España foral en su totalidad, para más gloria del estado modernista revolucionario centralista; ese mismo que ha fecundado desde su imposición, hace casi dos siglos, en nuestra Patria, todo tipo de nacionalismos, separatismos y demás ideales injustos e ignominiosos. Es importante recordar que estos fueros eran precisamente los garantes de derechos -y obligaciones- del pueblo, ya fuese en un ámbito físico-territorial, laboral, militar o religioso. Así, durante siglos, España mantuvo una verdadera unidad, pues esta era garantizada por la monarquía, guardiana del buen uso en los ámbitos territorial, religioso y cultural, además de garante de los derechos y obligaciones reunidos en dichos fueros.

Monumento al Fuero en Brañosera
Entrada sur a la localidad de Brañosera 
Brañosera, Brannia Osaria, tierra de brañas y oseras, es a día de hoy una pequeña localidad de la montaña palentina, orgullosa de ostentar el Fuero más antiguo de España. Y con ella, todos los castellanos también nos sentimos orgullosos de ser custodios del “Primer Fuero” español.

Retrocedamos por un momento a la lejana época del rey Alfonso II el Casto, cuando el Reino Cristiano de Asturias comenzaba a plantar cara con firmeza al emirato cordobés, después de un siglo de complicada supervivencia. Fue este un reinado, que no solo consolidó la monarquía -hasta entonces expuesta a infinidad de peligros tanto internos como externos-,  sino que además consiguió importantes victorias tanto defensivas como ofensivas (Lutos, Narón, Lisboa, Toledo) frente al Islam, consiguiendo consolidar una frontera que abarcaba ya, desde las llanuras alavesas por el este, hasta Galicia por el oeste, marcando la frontera sur del Reino el río Miño y la Cordillera Cantábrica por el sur. Solo una parte del Reino, el territorio conocido como “Las Bardulias”, sito entre el norte de las actuales provincias de Palencia y el sur de Álava quedaba expuesto, al carecer de alta montaña e importantes ríos transversales que sirviesen de defensa frente a las incursiones musulmanas; es esta zona lo que se conocerá a partir de entonces como Castilla. En este territorio, se ubicaron en aquel tiempo una serie de fortalezas defensivas, generalmente gobernadas por un Conde, con el objetivo de garantizar la seguridad del Reino.

Brañosera en la actualialidad
Es en ese contexto, y en esa época, cuando aparece la localidad palentina de Brañosera en la Historia; al ser el primer lugar de España que contó con “Carta de Población”, "Carta Puebla" o “Fuero Propio”. El Rey Alfonso, además de la red de castillos que había organizado, apostó por la repoblación organizada de estas zonas fronterizas, y para que los repobladores foramontanos diesen el difícil paso de vivir bajo el peligro que estas zonas representaban, las fue dotando de fueros. Así, un quince de octubre del año 824, el conde Munio Núñez, en nombre del Rey, dotó de "Carta Puebla" a las cinco primeras familias repobladoras de Brañosera, -siendo este como digo, el más antiguo fuero que se conoce en España- probablemente con las siguientes palabras:



 “Sea en nombre de Dios. Amén. Yo, Munio Núñez, con mi mujer Argilo, que buscamos el Cielo y recibiendo la Merced entre osos y cacerías, solemos fomentar poblados, hemos llevado para poblar, a vosotros: Valero, Félix, Zonio, Cristóbal y Cervelo, y a todos vuestros descendientes, y os regalamos para poblarle, aquel lugar que se llama Brannia Osoria, con sus montes, sus ríos, sus fuentes, frutos y valles, y os señalamos como límites, los sitios conocidos por los nombres de Cotopedroso, aquella Casa de Campo, aquellos Llanos, y aquella antigua ciudad y aquel pradunm porquerum, Cobas Regis, Penna Robra, y aquel estrecho sendero por donde caminan los asturianos y cántabros, aquel Petrizo que está enclavado en el Valle Verzoso, y aquel Coto mediano, y os daremos, Yo, el Conde Munio Núñez, y mi mujer Argilo, a ti Valerio, Félix, Zonio, Cristóbal y Cervelo los mismos límites a vosotros o aquellos que vinieren a poblar la villa de Brannia Osoria.
Y a todos los que lleguen de otras villas con ganados u otros negocios, con el fin de pacer las hierbas entre los límites dichos, que en esta escritura se leen los hombres vecinos de la Villa de Brannia Osoria, los aprisionen y de las cosas y ganados que hallaren entre sus indicados límites, hagan la otra mitad para los hombres de la Villa de Brannia Osoria. Y todos los que llegaren a poblar la Villa de Brannia Osoria no den doncellas ni guardias a los Castillos, y solamente paguen el tributo que estuviese a su alcance, al Conde que estuviere en el Reino.
Y hemos poblado por debajo y junto, a los arbustos del campo de huesos de la iglesia de San Miguel Arcángel, y legamos tierras junto a la misma iglesia a derecha y a la izquierda en sufragio de nuestra alma. Yo Munio Núñez y mi mujer Argilo, si algún hombre después de nuestra muerte, se burlare de mí y de mí esposa Argilo ante los hombres de la Villa de Brannia Osoria, dentro de los montes y términos que en esta escritura suenan, de sus bienes pague tres libras de oro en juicio con la parte que corresponde al Conde que estuviere en el Reino, y esta escritura tenga firme ratificación.
Fue hecha esta escritura en el señalado día 15 de octubre, feria de tercera de los idus de octubre, corriendo la era 62, y reinando el Príncipe Alfonso Rey, y siendo Conde Munio Núñez.
Yo, Munio Núñez y mi esposa Argilo hemos firmado en esta escritura, el palafrenero, con Armonium, Presbítero, Monito, Ardegacamna, Vicente y Tello, Ablanza, Valerio como testigos.”

15/02/2016
Luis Carlón Sjovall
A.C.T. Fernando III el Santo


Mensaje del Rey Carlos VII a los españoles (1902)


Carta enviada por el Rey Don Carlos VII de España al Jefe Delegado del Partido Carlista, Don Matías Barrio y Mier, en el año 1902, con intención de que este la hiciese pública. Mensaje este, en el que S.M.C. expone la realidad de la Patria en aquel momento, así como recuerda cual era-es el único remedio a todos sus males.
Como podremos entender con su lectura, los problemas de la Patria hace más de cien años, no diferían mucho de los actuales, con la salvedad de que transcurrido este tiempo, solo han hecho que agravarse.

S.M.C. Don Carlos VII, Rey de España
Españoles:

Hace diez y seis años que desde Lucerna protesté solemnemente contra la proclamación de mi sobrino Alfonso como Rey de España, mediante la cual se confirmaba una vez más la usurpación cometida a la muerte de Fernando VII, último monarca legítimo que, de hecho, ha ocupado el solio de San Fernando.

El derecho me pertenece. Por él, y por los sagrados intereses que simboliza, he luchado con gloria, aunque si fortuna, en todos los campos de batalla, seguido por mis leales y heroicos defensores, cuya fe y cuyo entusiasmo no decaen, a pesar del tiempo que transcurre y de la desgracia que hasta ahora nos ha perseguido. Con ellos cuento siempre, para reivindicar en el momento oportuno, y por la vía que proceda, la corona que nuevamente se me arrebata con la declaración de la mayor edad del titulado Alfonso XIII, tan intruso e ilegítimo como sus inmediatos predecesores.

Triste legado le deja la Regencia, que tan funesta ha sido para la pobre España. Perdidas, con deshonra, las colonias, mermado el territorio, desatendida la Iglesia, desorganizado el Ejército, deshecha la Marina, recrudecida la cuestión religiosa y social, sin Hacienda, sin Crédito, y casi sin Patria, su trono se asienta únicamente sobre las ruinas y escombros de lo que un día fue la poderosa Nación Española, dueña de ambos Mundos, cuando estaba regida por el cetro de sus Reyes de Verdad. Menguado porvenir le espera; y más lamentable será aún el de nuestra España, si Dios no pone pronto remedio a sus males, como yo, lo espero.

Mientras tanto, hijo fiel y sumiso de la Iglesia, español amante de mi país, Monarca de derecho, protesto de nuevo contra la usurpación que se consuma, contra la irreligión y la inmoralidad que crecen y se desbordan, contra la Revolución hasta aquí triunfante, contra las tendencias anárquicas y anti-sociales que por doquiera se extienden, y contra todo lo que se oponga al sagrado lema de Dios, Patria y Rey, escrito en mi bandera, hoy plegada temporalmente, pero pronto a enarbolarse con brío, cuando sea menester.

Soy el mismo de siempre. Mi actitud, mis ideas, mis propósitos y mis convicciones no varían. Dispuesto estoy, como siempre lo he estado, a todos los sacrificios , para cumplir mis deberes; contando con que también vosotros, abriendo los ojos a la luz de la verdad, sabréis igualmente cumplir los vuestros, para que, unidos, podamos salvar a España, y con ella, la causa de la Religión, la del Derecho y la del Orden social.

Así lo espera vuestro Rey.      CARLOS


                                          Venecia, 3 de Mayo de 1902

Espada Lobera "Iglesia blandiblú"



A los católicos de hoy, esos bautizados, a veces comulgados, y rara vez confirmados que van a la iglesia a bodas, bautizos y comuniones; o a los que profesan la fe desde esas nuevas comunidades religiosas revestidas de tradicionales, pero que tufan escandalosamente a liberales; o a los bien intencionados católicos de costumbre, que acuden a los oficios religiosos e intentan hacer una vida piadosa, a la vez que aceptan las novedades litúrgicas religioso-socialistas sin apenas pestañear. En definitiva, a la gran mayoría de los que aún se consideran hijos de la Iglesia Católica, y que por ejemplo se escandalizan cada vez que en alguno de los medios de comunicación anti-clericales –esos mismos que ellos mismos consumen habitualmente- aparece un nuevo caso relacionado con el abuso de menores -generalmente de índole homosexual-, y aún más,  se indignan con los medios argumentando el tantas veces escuchado "Solo lo denuncian cuando se trata de la Iglesia"… 

A todos esos les digo que:

Lo cierto es que es inaceptable en cualquier caso abusar de un menor, pero mucho más lo es cuando se trata de alguien –ya sea religioso o seglar- que se aprovecha de la situación de confianza que hasta hace no mucho tiempo significaba para unos padres dejar a un menor a cargo de un centro controlado por la Iglesia.

Que lo cierto es que desde hace décadas la Iglesia ha sido lugar demasiado cómodo para muchos personajes sospechosos, que atraviesan todos los filtros de control hasta llegar a un lugar de confianza con inconcebible facilidad.

Que lo cierto es que desde el CV II,  las altas jerarquías de la Iglesia han sido muy displicentes con ciertos modos de entender la doctrina tradicional de la Iglesia, a la par que extremadamente severos con quienes –curiosamente sin ningún caso de abominación sexual reconocido- se mantienen fieles a esa misma doctrina tradicional dentro de hermandades casi proscritas.

Que lo cierto es que quien dentro de la Iglesia se manifiesta firme a la doctrina y contundente frente a la blandenguería son atacados; ejemplos no faltan, y ahí están los obispos Don José Ignacio Munilla o Don Juan Antonio Reig Pla, los cuales a menudo son retratados ignominiosamente tanto desde fuera de la Iglesia como desde dentro, cual retrógrados de otra época; cuando cualquiera con dos dedos de frente ha de ser consciente que la Palabra de Dios no entiende de épocas.

Que lo cierto, es que la prensa antirreligiosa -y naturalmente meto a mucha de la llamada prensa de derechas en el saco- ataca con fiereza a la Iglesia no porque busquen un nuevo camino para el hombre -que ya está impuesto de facto- sino porque huelen la sangre de  su enemigo eterno, que gracias a una desde hace tiempo gradual debilitación atufa preocupantemente. Seré iluso,  y creeré que algunos debieron también ilusamente entender que al impregnarse en parte con los ideales revolucionarios, serían aceptados de alguna manera en tan terrorífico club.

Que lo cierto es que en el actual Congreso de los Diputados de España no hay un solo escaño ocupado por nadie que se pueda llamar católico sin crear bochorno, pues de sobra es conocido que un católico de verdad no aceptaría la ignominia del aborto, -por lo visto había cinco y desaparecieron de la tómbola electoral- así como otras tantas y tantas leyes de origen e ideario posrevolucionario.

Que lo cierto es que tras más de setenta años de blandenguería posconciliar, de guitarra y amor fraterno, de abusos y curas progres; España y buena parte del orbe católico se encuentra extremadamente debilitado de hombres y mujeres recios en la fe. Por el contrario, miles de iglesias vacías son triste reflejo de una sociedad que ya no se ve a sí misma como trascendental, ni heroica. Apenas encontramos hoy dejadez, cansancio y una letanía exasperante de miedosos sin esperanza, que apenas esperan a que alguno de los presuntos enemigos de la civilización occidental venga con la soga; o lo que es peor, les perdone la vida a cambio de mansedumbre.


El futuro pinta muy negro, y no porque vengan los rojos, los islamistas o el mismísimo Atila. Pinta negro porque hemos abandonado como pueblo la fe, y con ella nuestro destino y fortaleza. Todo lo demás es miseria gracias a las milongas blandiblú..

9/02/2016
Luis Carlón Sjovall
A.C.T. Fernando III el Santo