VIII Centenario de la proclamación de Fernando III el Santo como Rey de Castilla en Autillo de Campos


Ochocientos años después, la pequeña localidad palentina de Autillo de Campos (Otiello en la vieja Crónica General de Alfonso X el Sabio) se encontró por todo lo alto con su remoto y glorioso pasado. Han sido más de cuatro años de trabajo y colaboración, desde que nuestra Asociación propuso a la alcaldía de la localidad sacar del olvido tan importante efeméride, y lo cierto es que llegados a la fecha señalada, podemos proclamar con rotundidad que aquella propuesta basada en realzar en la localidad lo sucedido allá por la Primavera de 1217, así como la de confirmar por medio de diversos estudios y análisis de historiadores de prestigio lo sucedido aquella jornada; se ha logrado con éxito. También nos propusimos divulgar tanto en Palencia como en otros lugares de España y la cultura hispánica la importancia de esta efeméride, y de alguna manera, creemos haber transmitido ampliamente la importancia de la Proclamación de San Fernando como Rey de Castilla en la localidad “terracampina”, aunque en esta cuestión somos conscientes de que aún queda mucho trabajo por realizar, para así auspiciarlo hasta donde por derecho merece. Hoy, justo cuando se cumplen ochocientos años de la gloriosa jornada, desde nuestra Asociación no podemos por menos que agradecer a todas aquellas personas e instituciones que han colaborado de una o de otra manera para que esta epopeya llegase a buen puerto.

La jornada del sábado 10 de junio amaneció en Autillo de Campos con un intenso calor, propio del junio castellano, y ya desde bien temprano gentes llegadas de diferentes lugares animaban la plaza principal de la localidad. El primer acto del día fue la ofrenda y proclama junto al “Olmo de la Proclamación” sita en el novísimo Parque de Fernando III. Así, -tras una marcha desde la Plaza de la Constitución, acompañados de una amplia comitiva entre la que se encontraban tanto un destacamento militar del Cuerpo de Ingenieros Nº1, con base en Castrillo del Val de Burgos, como una representación de la Orden de Caballeros Ballesteros de la Santa Vera-Cruz del Rey Fernando III, desplazados desde la localidad jienense de Santa Elena, presencia de autoridades civiles y militares de diferentes ámbitos, y todo ello con el acompañamiento de pendones tradicionales venidos desde Saldaña-; se llegó hasta el simbólico olmo, donde el Presidente de la A.C.T. Fernando III el Santo recordó la importancia del hecho conmemorado en su VIII Centenario, para posteriormente leer el fragmento en que el insigne palentino don Severino Rodríguez Salcedo realzó el suceso basándose en la Crónica General, y que hoy se puede leer en dicho Parque, al haberse inaugurado un mural con dicho comentario y la imagen de la Proclamación que se encuentra en la Capilla de San Fernando de la Catedral de Palencia.

Tras el reconocimiento en el Parque de Fernando III, la jornada continúo con diferentes actos, entre los que destacamos la presentación de un sello conmemorativo, así como la presencia en Autillo de Campos del Ministro de Cultura, Don Íñigo Méndez de Vigo, ayudando así, con su apoyo explícito, a la mayor difusión del VIII Centenario. A primera hora de la tarde se celebró la representación de la Proclamación -como cada año en el pórtico de la Iglesia de Santa Eufemia-, siendo interpretada por miembros del grupo Asociación Histórica Villafuerte y de la A.C.T. Fernando III el Santo, y con escolta de la Orden de Caballeros y Ballesteros de la Santa Vera-Cruz del Rey Fernando III. Posteriormente, la propia Iglesia de Santa Eufemia albergó una charla del escritor José María Pérez “Peridis”, así como un concierto de música clásica. La jornada del sábado finalizó con otro concierto de música tradicional en la Plaza de Autillo, a cargo del grupo “Carrión Folk”, y una cena medieval en el Centro Cultural de la localidad.

Los actos programados para el VIII Centenario finalizaron el domingo, con la celebración de una ceremonia religiosa en la que se recordó la figura de San Fernando en su vertiente religiosa, y con la participación musical del genial cantante lírico Carmelo Ruiz y la Orden de Caballeros y Ballesteros de la Santa Vera-Cruz del Rey Fernando III, quienes hicieron guardia junto al altar mientras se celebraba la misa. Finalmente, se celebró un almuerzo organizado por nuestra Asociación a base de productos tradicionales de la zona, finalizándose la jornada con la entrega de diferentes diplomas, y la promesa mediante diferentes discursos de continuar recordando y engrandeciendo nuestra historia, como abono y simiente de nuestra cultura, tradiciones y libertades.










La Espada Lobera: "San Fernando y Palencia"

Artículo publicado por la A.C.T. Fernando III el Santo en El Norte de Castilla  (6/06/2017)
No hace aún mucho tiempo, la fecha del treinta de Mayo era una de las señaladas en el calendario litúrgico como de obligado precepto, siendo así que se sentía en cada rincón de España la figura del rey San Fernando, como símbolo indudable de justicia, generosidad y valentía. El  lema del Rey en vida, “De la Lealtad y la Nobleza” no fueron palabras huecas en su boca, sino el obligado deber de toda una vida, que ya desde bien joven prendió en su alma, en buena parte gracias al ejemplo que le inspiró desde muy niño su querida madre, la Reina Doña Berenguela. Ese fulgor guerrero y nobleza de espíritu que irradiaba el príncipe, fraguó ya desde joven en el amor con que le respondió su pueblo cuando aun vivía. Tanto nobles como plebeyos, que a su muerte, entendiéndose los principales benefactores de las virtudes humanas y divinas del Rey Santo, las asumieron decididamente como propias.
San Fernando fue sin lugar a dudas un Rey guerrero; y ya desde su Proclamación como Rey de Castilla en Palencia, el catorce de Junio de 1217, hasta su muerte en Sevilla el treinta de Mayo de 1252, debió hacer frente en muchas ocasiones por la vía armada a innumerables enemigos, siempre en pos de un mundo mejor. Su reinado –iniciado siendo casi un niño- comenzó con un conflicto que duró más de dos años frente a la levantisca familia Lara -en su tiempo la más poderosa de Castilla-, los cuales pretendían en unión del rey Alfonso IX de León usurpar el poder que legítimamente le pertenecía al joven príncipe. Tras pacificar el Reino, se embarcó con afán en el inigualable proyecto de la Reconquista de España; dejando a su muerte unificados ya para siempre los reinos de León y Castilla, además de consagrar para la Cristiandad las conquistas de los reinos de Córdoba, Murcia, Jaén y Sevilla, así como la alianza en condición de vasallaje del reino de Granada. Aun con este inmenso bagaje guerrero, no fue Fernando III simplemente un Rey cruzado. Debemos recordar como ejemplos de su labor política y cultural que las catedrales de Burgos, León, Toledo, Valladolid o Sevilla se inician en su tiempo; que se sustituye el latín por el castellano como idioma oficial del Reino, y que se traduce y actualiza el Fuero Juzgo. Además favoreció de manera importante el auge de las artes y las ciencias, siendo su hijo primogénito, Alfonso X el Sabio, un claro exponente de tan brillante bagaje cultural.
San Fernando fue canonizado en Roma por el Papa Clemente X el siete de Febrero de 1671, tras un larguísimo proceso. Realmente, sabemos que ya en vida, Fernando III de Castilla fue reconocido como Santo por sus coetáneos, siendo incluso proclamado por el Papa Inocencio III como “Campeón invicto de Jesucristo”; y que tras su fallecimiento, comenzó una incesante peregrinación hacia su tumba sevillana, -allí se encuentra aún hoy su cuerpo incorrupto- que no ha cesado hasta nuestros días. En el año 1590 el Papa Sixto V le concedió tratamiento de Santo, más la prematura muerte del Santo Padre aplazó en casi un siglo el final del proceso de santidad. La indudable abnegación hacia la vida virtuosa del Santo Rey, respaldada en actos tan significativos como no combatir jamás frente a ningún Reino Cristiano, impedir sin reservas la herejía y el abuso de los poderosos del Reino, o el trato justo con que siempre distinguió a los musulmanes vencidos, son hechos que prueban sobradamente su santa virtud. Como colofón a su vida, destacar que el rey San Fernando no conoció la derrota en treinta y cinco años de gobierno-, convirtiéndose así, en el más significado ejemplo de santo caballero cristiano; reconociéndolo incluso el Papa Inocencio IV al poco de morir el Rey, con las siguientes palabras; “tan rectamente anduvo Fernando por las veredas de los mandamientos, según común opinión, que debemos pensar que fue absuelto de sus humanas flaquezas”.
Palencia fue en su juventud, un lugar importante para el Rey, pues aquí pasó buena parte de su primera infancia estudiando bajo el amparo de quien siempre fue un fiel aliado, el obispo Tello Téllez de Meneses, en el entonces incipiente Studium Generale palentino. No debemos olvidar tampoco, que fue en nuestra tierra donde fue Proclamado Rey de Castilla con apenas dieciséis años, en la Primavera de 1217; concretamente en la localidad de Autillo de Campos, donde este año –sábado 10 de junio- se conmemorará por todo lo alto el Octavo Centenario.  Y también fue en Palencia, concretamente en el Monasterio de San Zoilo de Carrión de los Condes, donde contrajo San Fernando matrimonio con Doña Beatriz de Suabia, el primero de Mayo de 1219. Por otro lado, hoy aun permanece en Palencia un importante legado arquitectónico de su época, con construcciones tan simbólicas como la iglesia de San Miguel o el pórtico del Convento de San Francisco. Y en cuanto a su figura en el ámbito religioso, recordar que España entera llenó sus templos de imágenes fernandinas tras su canonización en el Siglo XVII, no siendo Palencia ajena a ese espíritu. Así, en la provincia encontramos hoy en día diferentes imágenes del Santo; destacando unas preciosas vidrieras en el Monasterio de San Andrés de Arroyo y la Catedral de San Antolín, así como una preciosa imagen escultórica en la Iglesia de San Pedro Apóstol de Támara de Campos. Pero sin duda, es la Capilla de San Fernando, también en la Catedral palentina, donde se encuentra el más simbólico de los espacios de culto dedicados al Rey Santo en nuestra tierra. En este lugar, antaño dedicado a Santa Catalina de Alejandría, destaca una imagen escultórica del siglo XVII, de aspecto renacentista, en la que el Santo Rey se muestra con sus tradicionales atributos -Espada Lobera y Orbis Terrarum-, presidiendo un retablo también del Siglo XVII, que decorado con cuadros de la escuela madrileña, marcan diferentes momentos de la vida del Santo. En este lugar tan especial, simbólico de la fe, cultura y tradiciones castellanas, la A.C.T. Fernando III el Santo continúa organizando cada treinta de Mayo la misa por la Festividad del Rey San Fernando.

Luis Carlón Sjovall
Presidente A.C.T. Fernando III el santo

La Espada Lobera: "El olmo de la Proclamación de Fernando III en Autillo"

Artículo publicado por la A.C.T. Fernando III el Santo en Diario Palentino (2/06/2017)
El próximo 14 de junio se conmemora nada menos que el octavo centenario de la Proclamación de Fernando III el Santo como Rey en 1217, en la localidad palentina de Autillo de Campos. Esta magna conmemoración nos tiene que enorgullecer a todos los castellanos y leoneses amantes de su tierra, su historia y su identidad. La unificación de los reinos de Castilla y de León se produjo en la persona de este santo rey cuando heredó el Reino de León tras la muerte de su padre, Alfonso IX, en el año 1230. Este acontecimiento también significó mucho para la unión de nuestras regiones españolas. Todo ello da a esta efeméride un valor como para constituirse en fiesta de la comunidad, con tanto o más hondo significado que las ocurridas en Villalar.
 
Don Severino Rodríguez Salcedo, alcalde de Palencia, además de catedrático, investigador y académico ilustre, fue un gran defensor de esta celebración y nos describe la Proclamación en Autillo aquel 14 de junio de 1217 en su magno trabajo: “VII Centenario de la muerte de Fernando III, el Santo. Precedentes de un glorioso reinado que toca a Palencia”. Y dice así:
“En la llanura que se hacía fuera del recinto amurallado del castillo, alzábase solitario un olmo corpulento y frondoso. A la sombra de sus ramas quiso Doña Berenguela que fuese levantado el sólito cadalso para verificar la sencilla ceremonia de la publicación real”.
 
Quiero hoy resaltar la importancia de este emblemático árbol, recuperado del olvido en la actualidad mediante un nuevo ejemplar enraizado hace varios años por la Asociación Cultural Tradicionalista Fernando III el Santo. Esta benemérita asociación palentina ha apoyado la recuperación de esta ilustre conmemoración desde hace tiempo, como símbolo de nuestra identidad y orgullo de nuestra tierra y tradiciones.
En muchas localidades de las comarcas castellanas y leonesas se han plantado desde la más remota antigüedad árboles emblemáticos, especialmente olmos cuando las condiciones del terreno lo permitían, pero también fresnos, robles, encinas, morales e incluso pinos, enebros y álamos, como destacados centros de reunión y decisión. Desde las comarcas de El Cerrato y Tierra de Campos, las olmas monumentales daban cobijo y nobleza a plazas, ermitas, cruces de caminos y límites municipales y comarcales. Estos árboles venerables, cuidados con esmero por todos los vecinos, lograban alcanzar muy a menudo dimensiones monumentales y servían de lugar de cría y nidificación de aves emblemáticas, como el águila imperial, llamada en nuestra tierra, religiosamente, águila dominica y águila de la Cruz, por los llamativos hombros blancos en fondo oscuro, y venerada por nuestros antiguos ancestros como ave protectora de las cosechas cuyos nidos eran intocables. De estos árboles singulares y “de respeto” no se podían cortar sus ramas o troncos, salvo para los usos como bastones y báculos de las autoridades o los largos arcos de guerra de raigambre céltica. Tradicionalmente estos árboles venerables se han denominado respetuosamente en femenino y pasaban a llamarse la Olma, la Robla, la Chopa, la Enebra, la Moral, etc.
 
Es el caso del olmo corpulento y frondoso de las viejas crónicas de Autillo. El árbol, símbolo de la longevidad y la perpetuidad, adquiere entonces un valor de testigo de los hechos sobresalientes de la vida humana. Bajo su copa, no solo se reunía el concejo y las juntas de vecinos a deliberar las más importantes cuestiones, sino que se dirimían litigios y se administraba justicia. Los reyes (como San Luis de Francia), merinos y jueces resolvían allí los juicios y afrentas con especial protección de los pobres y desvalidos. Las ordenanzas tradicionales y multiseculares se ratificaban y aclamaban bajo estos árboles, como símbolo casi sagrado y eterno. Bajo estos árboles, la rúbrica de tratados y declaraciones adquiría rango de perpetuidad. La antigüedad de todo esto se pierde en la cultura indogermánica de Occidente más ancestral. De hecho, la palabra latina “roboravimus” (“ratificado”), usual en toda la epigrafía occidental, tiene su origen etimológico en robur (roble), testigo de la confirmación. Así, perdura casi milagrosamente un roble plantado hace 120 años en la llanura tierracampina de Villarmentero, descendiente de otro testigo de la histórica Batalla de Golpejera del ya lejano 1072. Este simbólico “Roble de la Húmeda” era el único superviviente de los siete “hermanos” que fueron eliminados tras la concentración parcelaria y rectificación y dragado del río Ucieza.
El árbol venerable se convierte entonces en el principal testigo del hecho histórico.
Sin embargo, con la caída del antiguo régimen y los posteriores regímenes revolucionarios, muchos de estos abundantísimos, gigantescos y monumentales árboles se descuajaron en toda Europa, antes de que la vejez o la enfermedad llegasen a finalizar sus días. Se les acusó de “antiguallas” y “símbolos feudales” y se abatieron en su mayoría. De hecho, con la construcción de ferrocarriles como el Bilbao-la Robla, Triano y otros en el siglo XIX, muchos robles y olmos emblemáticos palentinos y leoneses, de dimensiones descomunales, se arrancaron (“muchos a azada”) para convertirse en traviesas, pese a la oposición y lágrimas de los vecinos. Se derribaron millones de árboles venerables castellanos y leoneses, como consta en los documentos de las empresas, muchas radicadas en Holanda y Alemania, que se “encargaron” de la devastación. Varios de estos árboles junteros y concejiles palentinos se arrancaron e incluso se llegaron a “fusilar” por las tropas napoleónicas y después liberales, como una advertencia y símbolo de aniquilamiento del poder comunal, social y tradicional frente al “nuevo orden” económico y político. Posteriormente, enfermedades lejanas e importadas por la globalización, como ocurrió con la perniciosa grafiosis, acabaron de exterminar a muchas de nuestras olmas emblemáticas.
 
Debemos revertir esta injusticia replantando nuestros árboles históricos, junteros y emblemáticos. Esto es lo que ocurrió en Autillo de Campos, gracias al empeño de la ACT San Fernando con la valiosa ayuda de su Ayuntamiento presidido por Don Ángel Castro, con motivo de la recuperación de la Proclamación como Rey de Fernando III en la histórica villa. Tras varios años, el olmo plantado en el hoy Parque de la Proclamación de esta histórica localidad palentina, en su momento un pequeño y humilde vástago, se ha convertido en un elegante y vigoroso ejemplar.
 
La justa restauración de este emblemático y tradicional árbol es un símbolo a imitar en nuestros pueblos y ciudades para que quede, no solo el recuerdo, sino la perenne celebración de los hechos históricos como nuestro propio sentir y ser.

 
Juan Andrés Oria de Rueda Salgueiro
A.C.T. Fernando III el Santo

Festividad de San Fernando 2017


El pasado 30 de mayo, Festividad de San Fernando, nuestra Asociación celebró su día grande con la tradicional misa en la Capilla de San Fernando de la Catedral de Palencia. 






La ceremonia religiosa, en la que prácticamente se llenó la capilla, fue oficiada nuevamente por el padre José Ramón García Gallardo (nuestro agradecimiento una vez más por su generosidad con nosotros), y realizada según el rito tradicional. Posteriormente buena parte de los socios de la A.C.T. Fernando III el Santo, compartieron una animada cena en el restaurante La Traserilla, con numerosos simpatizantes y correligionarios llegados desde distintos lugares de la geografía patria. Tras la cena, se sucedieron diferentes discursos, concluyendo la velada con la entrega del premio San Fernando 2017 a Don Juan Andrés Oria de Rueda, en reconocimiento a su constante labor en favor de los principios tradicionales que defiende la A.C.T. Fernando III el Santo.

VIVA SAN FERNANDO!!!